Miel de Romero
Cosechamos la miel de romero en dos ocasiones, si las condiciones lo permiten, una a finales de invierno entorno al mes de febrero y la otra a finales de primavera, tras pasar los primeros meses del invierno y la primavera en la parte baja de Lanjarón, a las faldas de Sierra Nevada. La miel de romero tiene un aroma poco intenso pero de persistencia variable con tonos florales. Respecto a su gusto, es ligero, con ciertas notas ácidas. Presenta un color claro, blanquecino cuando cristaliza, aunque hay que tener en cuenta que nuestras mieles son artesanas por lo que los colores pueden variar incluso en un mismo tipo de miel.
Cosechamos la miel de romero en dos ocasiones, si las condiciones lo permiten, una a finales de invierno entorno al mes de febrero y la otra a finales de primavera, tras pasar los primeros meses del invierno y la primavera en la parte baja de Lanjarón, a las faldas de Sierra Nevada. La miel de romero tiene un aroma poco intenso pero de persistencia variable con tonos florales. Respecto a su gusto, es ligero, con ciertas notas ácidas. Presenta un color claro, blanquecino cuando cristaliza, aunque hay que tener en cuenta que nuestras mieles son artesanas por lo que los colores pueden variar incluso en un mismo tipo de miel.
Cosechamos la miel de romero en dos ocasiones, si las condiciones lo permiten, una a finales de invierno entorno al mes de febrero y la otra a finales de primavera, tras pasar los primeros meses del invierno y la primavera en la parte baja de Lanjarón, a las faldas de Sierra Nevada. La miel de romero tiene un aroma poco intenso pero de persistencia variable con tonos florales. Respecto a su gusto, es ligero, con ciertas notas ácidas. Presenta un color claro, blanquecino cuando cristaliza, aunque hay que tener en cuenta que nuestras mieles son artesanas por lo que los colores pueden variar incluso en un mismo tipo de miel.